Telecinco: sin pecado concebida

Primero se cargaron de mala manera  El Informal,  y ahora “invitan” a hacer las maletas a los redactores de Pecado Original, un programa con críticas templaditas (que no destempladas) y humor irreverente lejos de la genialidad, pero con esa dosis  de mala leche que le resulta incómoda a los mediocres. Telecinco ya ha afilado la guillotina. La simpleza de Carolina Ferre tratará de suplir el despelote característico de Pecado Original, aunque imaginamos que dejando de lado las incursiones en la política nacional. Hoy, cualquier cosa se considera irreverente. La autocrítica es un tabú y los controladores de mentes ultiman los preparativos para poner en el mercado un nuevo producto que uniformice los pensamientos. Ni populares ni socialistas aceptan las críticas ni que algunos intrépidos reporteros les dejen en ridículo, aunque sean ellos mismos, envueltos en su máxima incompetencia, quienes se aturullen ante los micrófonos que les asaltan en busca de discursos improvisados sobre temas mundanos. En este programa de Telecinco no se han cortado un pelo  a la hora de ejercitar su ironía con Acebes, Bono, Aznar,  Zaplana, Carod Rovira, Bush, Fidel Castro, Blair, Chirac, Maragall, Fraga, Caldera, Zapatero e incluso con algún miembro de la sagrada monarquía española (por no hablar de lo que han hecho con Ernesto de Hannover). En las altas esferas de Telecinco la cosa no hacía mucha gracia, así que han esperado a que el puñetero share del programa se metiese en la cama con fiebre para preparar su misa de Réquiem.

 

 

Gran Hermano 2004, una odisea en la tele

Hace tiempo que descubrí que el verdadero mérito del programa reside en el talento de su equipo de psicólogos. Ellos han sabido encontrar a los personajes más rocambolescos que quepa imaginar. Han buscado con lupa entre  miles de aspirantes y han extraído lo que más jugo puede ofrecer para una audiencia ensimismada en vidas ajenas. Tíos más ceporros es difícil hallar aquí o en Sebastopol. (¿En qué edición participó aquel concursante que creía que  Brunelleschi era una marca de champú?)

Por supuesto que la nueva camada de jóvenes concursantes tiene muy claras las ideas: escándalos, noviazgos de cartón piedra, ruptura, exclusiva en cutre revista, despelote en el Interviú, insultos en la casa de Sardá, abrir un bar de copas  y llenar la cuenta corriente de ceros gracias a una  colaboración excelentemente remunerada en los programas de turno de Telecinco. Esta asociación de cantamañanas unidos (y sin fronteras) lleva grabado a fuego en la piel el cuento de la lechera y sólo come y duerme  con el fin de convertirse en  una gallina capaz de poner huevos de oro.

Cada año irrumpen en la casa de Guadalix seres más primitivos. El ganador de este año (un tal Juanjo; taxista para más señas) nos ha dejado clara una cosa: aún no ha encontrado el monolito. Por no saber, no sabrá ni quién coño es Kubrick.

 

 

¿Por qué?

No hay dios que entienda lo que está pasando en Telemadrid. Pase que los informativos se hayan convertido en una granja para neoliberales. Pase que Manuel Soriano, paje de Esperanza Aguirre,  esté colocando a lo más rancio de cada casa al frente de  la programación que pagamos “religiosamente” los madrileños. Pase que Telemadrid se esté convirtiendo en el portal de Belén. Pase que la presidenta no se conforme y quiera más canales para asegurarse la reelección.  Pase que Curry Valenzuela, Germán Yanke, Isabel San Sebastián y cía sienten jurisprudencia televisiva y amarren algunos votos en favor de la causa.  Pero lo que no comprendo es la necesidad de hacer cambios en el programa “Fútbol es fútbol”.  ¿A quién se le ha ocurrido la  idea de colocar como presentador a Carlos García Hirschfeld? ¿Quién elige a los contertulios (Inocencio Arias, Mabel Lozano...)  de esa presunta tertulia futbolística? ¿No será cosa de Madame Tussauds?

Sinceramente, no creí que fuera a escribir esto nunca: ¡Javier Reyero, te echo de menos!

 

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