No es lo mismo. ¿O sí?

“Nos da lo mismo que sea niño o niña, le vamos a querer igual”. No puedo con la filosofía, me supera. Me aterra mi ignorancia. Me reconcome esta puñetera nulidad que me persigue en mis quehaceres diarios y en mis frustrados intentos de racionalizar el entorno, los sucesos, las vivencias.

 “Nos da lo mismo que sea niño o niña, le vamos a querer igual”. Para caer en tan profundo sentir fue necesario saltarse el protocolo y dar rienda suelta a la ontología borbónica. Un chupete de plata por aquí, una retratro al óleo de los príncipes por allá, el agasajo, la pleitesía, la reverencia, la sonrisa inmaculada e infinita, incabable, las placas relucientes, el monumento, los homenajes, la admiración, el aplauso, la ovación, la vuelta al ruedo, el vini vidi vinci nuestro de cada día.

“Nos da lo mismo que sea niño o niña, le vamos a querer igual”. La soberbia conclusión se baña en sangre azul. “No hay urgencia por reformar la constitución”. ¡Oh! ¡Bravo! ¡Divos! ¡Magnifique! ¡God save the ding! ¡God save the dong! La versión castiza, traducción simultánea nacida de las simientes del populacho es ésta: “Tranquilos, tranquilos, está todo controlado, no vayáis a tocar las narices ahora, amados súbditos”.

“Nos da lo mismo que sea niño o niña, le vamos a querer igual”. Sí, alteza, pero si es niña resultará estar impedida. No podrá reinar. Claro que... tampoco sabrá cómo se pone una lavadora, como se zurce un calcetín o qué se siente en la maldita cola del paro.

A mí también me da lo mismo si es niño o niña, lo vamos a soportar igual.

 

La generación de la playa

En la prensa del corazón andan un poco revueltos con el asunto de la desaparición de Ylenia Carrisi, hija de los cantantes Al Bano y Romina Power. No hay rastro de ella desde hace más de una década, pero la pitonisa Lidia Lozano, periodista en sus ratos libres, dice tener pruebas de que la hija de los cantantes está viva. Lo cierto es que su pretendido trabajo de investigación tiene más goteras que el PP madrileño. La chillona pluriempleada no es capaz de aportar ni una sola prueba concluyente.

En el programa Salsa Rosa invitaron a Yari Carrisi, hermano de la desaparecida. El chico respondió paciente y educadamente a las cuestiones planteadas por los habituales compañeros de Lidia Lozano, cosida a “navajazos periodísticos” sin piedad alguna.  En un momento dado, a Yari Carrisi le dijeron que un testigo había asegurado haber visto a Ylenia arrojarse  al río Misisipí al grito de “Pertenezco a las aguas”. Le preguntaron a Yari si era posible que su hermana  hubiera pronunciado esa frase. Su hermano dijo que quizá, que esas palabras las pronunciaban los viajantes, los hombres de la “Beat Generation”. Al presentador del programa le faltó tiempo para traducir: “Sí, la generación de la playa”. Y en ese instante me imaginé a Kerouac con una ración de boquerones fritos en una playa de Benidorm, a Allen Ginsberg surcando los mares en una moto náutica y a  Lawrence Ferlinghetti dándole a las palas en las orilla, achicharrado. 

¡Qué le vamos a hacer, así es la generación de Salsa Rosa!

 

Una perfecta imbecilidad (II)

Recientemente  un juzgado de Sevilla condenó a Antena 3 TV a indemnizar con 9.000 euros a una agente de la Policía Nacional. El juez consideró atentatorios contra la dignidad de esa mujer los comentarios efectuados por el graciosillo de turno de la redacción de deportes de la cadena televisiva, en los que se describían sus miradas al futbolista David Beckham cuando vigilaba un encuentro Sevilla-Real Madrid así:  “Después las imágenes se fueron a Beckham. Al menos las de la Sección Femenina de la Policía... repasito visual completo, con amago de relamerse”.A la poli le estuvieron dando la coña en comisaría a raíz de las imágenes. El comentario, aparte de machista, era zafio, inadecuado y falto de sensibilidad. La broma les ha salido cara.

Pero en Antena 3 no aprenden. Manu Sánchez, otro perihumorista de la casa, tuvo la feliz ocurrencia de referirse a un jugador de Osasuna que se encontraba en el túnel de vestuarios, a punto de saltar al terreno de juego, con las siguientes palabras: “Ahí lo vemos, tomando unas vitaminas, supongo que legales”. Je, je, qué graciosete el Manu Sánchez, ¿verdad? Supongo que legales, je, je. Puestos a suponer, podríamos realizar el gran esfuerzo de suponer que estos lumbreras del chascarrillo hacen periodismo. Pero no, la imaginación no da para tanto. Supongo.

 

Para escribir al autor: [email protected]

Para volver a la página principal, pincha aquí