Sin prejuicios partidistas
Manuel Soriano es el nuevo
director de Telemadrid. Y se ha notado. Su trayectoria profesional en los
últimos años ha venido marcada por la actual presidenta de la Comunidad de
Madrid, Esperanza Aguirre. Primero, estuvo a sus órdenes como jefe de prensa
del Ministerio de Educación, cuando la popular se responsabilizaba –es un decir–
de esa cartera, y después, Soriano se hizo cargo de la jefatura de prensa del
Senado, durante el tiempo en que la señora Aguirre presidió la Cámara Alta. El
periodista ha vuelto a contar en esta ocasión con la confianza de doña
Esperanza, y ocupa ya el despacho de la dirección de la televisión pública
madrileña. En cierta forma, los desaparecidos Tamayo y Sáez tienen también su
parte de responsabilidad en este desaguisado.
El nombramiento de
Soriano fue polémico. Nada nuevo en estas lides, y, por supuesto, nada extraño,
por irritante que resulte desde un punto de vista ético, en este zoológico de
alimañas en que se ha convertido la política. Irritante, porque ese cargo
debería requerir de su ocupante una independencia absoluta del poder ejecutivo.
Pero me dejaré de utopías.
Hasta ahora el
control de los medios de comunicación públicos por parte del gobierno de turno
había producido una perversión adoctrinadora altamente rentable para éste. A
más mentiras, cuantas más medias verdades, mayor alineación, mayor control
hipnótico de los receptores. Sin embargo, la insuperable inutilidad del
ministro del Interior, Ángel Acebes, en el manejo de la información tras el
atentado del 11-M hizo saltar la banca. El desaparecido Acebes, el mudito
Acebes –parece que sólo tiene cosas que decir en los saraos de su partido–,
realizó un ejercicio de prestidigitación chapucera sin precedentes. El conejo
asomó las orejas fuera de la chistera antes de tiempo, los naipes se le
salieron de las mangas, y del truco de la caja, la chica y la sierra, mejor no
hablar. Los estudiantes de comunicación política se van a hartar de estudiar la
ineptitud de Acebes en tan triste fecha. Otros estudiantes, los de arte
dramático, tienen material más que de sobra con la sombra andante en que se ha
convertido José María Aznar desde entonces. Ha perdido crédito, especialmente,
para muchos de los que se lo otorgaban. Y no me estoy refiriendo precisamente a
su electorado.
Pero estaba yo
presentándoles al señor Soriano, nuevo “encargado” de Telemadrid. El descaro de
la presidenta de la Comunidad no conoce límites. Eso ya ha quedado patente.
Este riachuelo de intereses partidistas tiene sus afluentes, y conviene
tenerlos en cuenta. Entre los nombramientos que Manuel Soriano ha llevado a
cabo como director de Telemadrid, ha llamado la atención el de Germán Yanke,
convertido en director del telenoticias de las 20.30 h. Se trata de una
decisión que aportará a la cadena pública, según contaba el propio Soriano en la páginas del diario El
Mundo, “objetividad, pluralismo y análisis, sin prejuicios partidistas”.
¡Ahí es nada!
No en un periódico,
sino ante la Comisión de Control del Ente Público Radio Televisión Madrid de la
Asamblea de Madrid, el máximo responsable de la televisión pública autonómica
madrileña manifestaba lo siguiente: “Yo quiero hacer un buen informativo, a las
20,30, y quiero competir en abierto, como lo estoy haciendo de hecho, con unos
criterios profesionales, exclusivamente profesionales, sin ninguna adherencia
de subjetivismo, sin ninguna imposición de carácter ideológico. (...) Esa
literatura del señor Yanke es un firme compromiso con la libertad, que es lo
primero que yo creo que cualquier ciudadano debe apreciar respecto a la labor
profesional de los periodistas. Germán Yanke tiene un compromiso –lo ha tenido
a lo largo de toda su ya larga trayectoria–, y además es una persona activa, desde luego, en luchar por recuperar la libertad en aquella
zona de España donde desgraciadamente no existe totalmente. Tiene un compromiso
con la libertad, no sólo la de expresión, sino la mera libertad de vivir, la
mera libertad de existir, de tener un empleo, de trabajar, de desenvolverse por
la vida en un país libre. Germán Yanke está firmemente comprometido con la
libertad, no puede ser motivo de descalificación precisamente por esa
literatura que escribe”.
Veamos hasta qué
punto resulta coherente hablar de objetividad, pluralismo y análisis, y cómo es
de aventurado excluir los prejuicios partidistas, revoloteando como revolotea
el señor Yanke por la redacción de Telemadrid. Una de bravas para abrir boca;
una degustación de la sagacidad literaria de Yanke para atemperar los rugidos
intestinales: “Anasagasti es un fantoche”, “ Odón
Elorza es un político cobarde y un alcalde tonto. Además, es un hombre
ignorante”; “Si Madrazo es tonto, envuelto en una ikurriña se muestra, además,
ridículo”; “Odón es un bobo contrastado”; “El PSOE está regido por una pandilla
de incompetentes”; “El PNV ha perdido el sentido democrático y su único papel
en la vida política es salirse con la suya, imponer la dictadura nacionalista
tras heredar, con un programa mimético, el voto de Batasuna. Sus discursos son
tercermundistas y absurdos”; “Arafat y los suyos son los enemigos de la paz y
de la Hoja de Ruta. Son los que, lejos de querer terminar con los grupos
terroristas, los defienden y los conducen”.
¿Se ha abierto ya
su apetito con estas perlas de objetividad, pluralismo y análisis sin
prejuicios partidistas? Bien, pues vamos a por más raciones de sano periodismo
y de libertad digital –o impresa– de la mano de don Germán: “El apoyo que tiene
Ibarretxe viene de mamarrachos como los más de quinientos curas y frailes
independentistas y antidemócratas”; “La única ‘solución’ con el PNV es la
final. Sí, la misma que la de los nazis”; “... indigencia intelectual de que
hace gala IU”; “... diarrea mental que planea sobre IU”; “... cagalera
intelectual de Egibar”; “... lo que el papanatas de Llamazares”; “Elorza, tipo
de vieja tradición de imbecilidad”; “... la izquierda española es ultramontana”;
“la gente del cine es poco de fiar”; “... comuno–fascismo imperante en el País
Vasco”...
Vaya, he recabado
demasiado pluralismo a la parrilla, y se me está repitiendo un tanto. Voy a los
postres, con algunos títulos de sus columnas. Sí, de ésas que carecen de
prejuicios partidistas: “El ignorante Atutxa”; “Madrazo, el nazi”; “La cara
dura de Ibarretxe”; “Bobadas socialistas”...
Y antes de la
partidita de mus, en compañía de los viejos amigos de la objetividad, el
pluralismo y el análisis, sin prejuicios partidistas, me dispongo a solicitar
el ineludible e inexcusable trío que conforman el café, la copa y el puro. Del
PNV escribe: “Ya sabemos quiénes son sus amigos (ETA y
Batasuna). Ya sabemos lo que quieren (la imposición violenta del nacionalismo).
Dan vergüenza, pero aún más, dan asco”. Un recuerdo más para su amigo
Anasagasti, pero sin prejuicios, que conste: “Anasagasti, el fundamentalista,
el integrista desorientado, debería ocuparse de esta ‘guerra’. Pero eso es lo
que quiere, guerra. Y seguir haciendo el ridículo, que se le da muy bien”. Un
brindis por Egibar, para quien tiene también unas humildes notas: “...
desvergüenza de este aldeano nacionalista”. Y para ZP, un sorbito de ese
pacharán dulzón en una columna de gran visión y previsión de futuro al más puro
estilo rapelliano –la columna llevaba por título “El fin de Zapatero”–: “No
tiene ni criterio ni puede controlar el partido”.
Mientras llegan
los compañeros de partida, me van a permitir un capricho. Lo que sigue a
continuación ayuda poco al proceso digestivo, soy consciente, pero es de una
riqueza artística infinita y merece la pena el esfuerzo de la lectura. Corría
el 20 de mayo del pasado año cuando don Germán Yanke escribía la columna
titulada “Estamos amenazados”, de la que destaco este fragmento: “Insisten.
Ayer quería pensar que era un lapsus, una exageración mitinera, pero insisten
con el aval, además, de Felipe González. Para los dirigentes del PSOE la
incertidumbre internacional, el odio del islamismo radical a Occidente y el
terrorismo totalitario internacional comienzan hace unas semanas y todos los
males se deben a la intervención aliada en Irak. Estaríamos ahora en peligro
porque la liberación de Irak ha causado odio y lo que tenemos que hacer es
separarnos claramente de los países que se han decidido a combatir el
terrorismo para que no nos pase nada. Subrayo ‘los países’ porque la mentirosa
retórica antiguerra habla sólo de Estados Unidos y deja a un lado a la mayoría
de los países europeos, que han tenido una posición coincidente con la
española. Pero esto es lo de menos, porque lo importante es que la tesis
socialista no es sólo absurda y demagógica, es también perversa e indignante”.
Ahora, aparco la
ironía y pregunto: “¿Puede de veras este periodista dirigir un telenoticias con
objetividad, pluralismo y análisis, sin prejuicios partidistas? ¿Puede, teniendo
en cuenta su aparición –llamada testimonial– en las listas del PP en Bilbao en
las últimas elecciones municipales? ¿Puede, valorando
su conferencia en la sede del PP de Bilbao, en la que realizó, según la página
web del PP de Vizcaya, “un certero análisis de la actual situación política del
País Vasco y de la propuesta soberanista y rupturista de Ibarretxe”, seguida de
“un interesante coloquio y de la firma de ejemplares de su libro: “Euskal
Herria, año cero. La dictadura de Ibarretxe”?
¿Por qué no optan
directamente por trasladar la sede de Telemadrid a la calle Génova y se dejan
de milongas? Después, si el PSOE es capaz de darle la vuelta a la tortilla
dentro de cuatro años en la Comunidad de Madrid, pues mudanza al canto, y a
Ferraz. Pero sin tapujos.
Vaya, me he
calentado y no me he dado cuenta de que habían llegado los amigos de don Germán
para jugar a las cartas. Todos traen el último libro de monsieur Yanke, “Ser
de derechas. Manifiesto para desmontar una leyenda negra”. Aparece Amando
de Miguel, que comparte con Yanke espacio en la Libertad Digital de Federico
Jiménez Losantos –a su vez, compañero de faena de Yanke en la emisora de la
Conferencia Episcopal, una emisora objetiva, plural y sin prejuicios
partidistas, todo sea dicho–. Recientemente, el sociólogo de generosa barba ha
escrito: “Pedro Jiménez me sugiere que me nombren asesor lingüístico de
Telemadrid, ahora que empieza Germán Yanke a dar sus lecciones de buen
periodismo. No me necesita de esa guisa, pues el de Bilbao, por unamuniano, es
un enamorado de la lengua común de los españoles”. Curiosa caricia. Curioso,
también, que don Amando fuese uno de los “especialistas” llamados a filas en
Telemadrid para opinar tras los atentados del 11-M.
También fue
consultado por los servicios informativos de Telemadrid el pensador Gabriel
Albiac, compañero de Yanke y de Jiménez Losantos en la COPE. Otro que desfiló
por la mesa de informativos en tan trágicas fechas fue José Luis Gutiérrez,
director de la revista Leer, que
publica este mes, casualmente, una entrevista con Germán Yanke. Inma Castilla
de Cortázar, compañera de Yanke en el Foro de Ermua, también contó, faltaría
más, con su minuto de gloria en Telemadrid. Todo ello en una atmósfera de
objetividad y pluralismo. A mí la escena me recordaba, salvando las distancias,
el “Jardín de las Delicias”, de El Bosco.
Germán Yanke
pertenece a esa tierna especie de periodistas llamados a solucionar los
problemas del universo aprovechando las energías del liberalismo. El cruce de
loas convierte en idilio romántico su tránsito profesional. Uno alaba el libro
del otro, mientras el otro ensalza el libro del uno. Ese de allá llama al de
más acá a su tertulia radiofónica, y éste, en justa reciprocidad, devuelve tan
noble gesto a aquél con una invitación a escribir en su publicación. Los fuegos
artificiales llenan así la noche de espectáculo. Todo es alegría en esa finca
de la amistad. Una amistad sin prejuicios partidistas. Y mientras, tan colorida
influencia ha comenzado a desteñir la información en Telemadrid. Ya ha
demostrado con creces hasta dónde está dispuesto a llegar Germán Yanke. No cabe
espacio para la sorpresa. Y mucho menos, para la objetividad, el pluralismo y
el análisis. Lleva el prejuicio partidista grabado a fuego en la piel. Quien no
quiera verlo, allá con su interesada ceguera.
Ah, y una cosa
más: señor Soriano: tómele el pelo a otro. Se lo pido sin prejuicios
partidistas.
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