De glamour, alcachofos
capilares y modelos
Me dice un viejo
amigo con muy mala baba –y no se llama Alfonso Guerra– que a Rajoy lo que le ha
dolido es no haber aparecido en el reportaje gráfico con las ministras.
Francamente, no creo que su tesis se sostenga en pie; además, tampoco tendría
nada de malo un retrato mixto, populares y socialistas en una foto de familia
aristocrática. Don Mariano tiene buen porte, un tonillo quijotesco, aunque le
falta gracia, salero, marcha, no es tan danzarín como Aznar, y eso le
resta glamour, si es que le quedaba algo después de hacer la Primera
Comunión. Zapatero, sin embargo, mantiene ese aspecto de maniquí de rebajas,
esa apariencia de muñeco acompañante de la Barbie,
siempre con una sonrisa y ese gesto, más bien ejercicio, de reafirmación
a lo González, siempre moviendo su brazo de arriba abajo, como cuando Felipe decía
aquello de "por consiguiente".
Las ministras tampoco andan sobradas de glamour, el erotismo de ese reportaje brilla por su ausencia. Demonios, ¿dónde está la erótica del poder? Sí, puede que se diluyera en tiempos de Ana Palacio, con su alcachofo capilar y esos modelitos galdosianos, esos delirios y coqueteos con Colin Powell, y esa mística rumiante que la convirtieron en objeto de mofa.
De cualquier forma, demasiado polvo ha levantado el asunto de las señoras ministras, excesivo peaje en el recibo, sobre todo teniendo en cuenta que cuando se ponen a lo suyo, todas ellas dejan mucho que desear. En términos científicos, un agujero negro; en términos futbolpedánticos, no saben leer el partido. Recuerden, por ejemplo, la innovadora y platónica rebaja del IVA en libros y discos, anunciada con total ingenuidad y caída en el baúl de las carcajadas en menos de veinticuatro horas. O déjense llevar por la candidez de la ministra de medioambiente, a quien le pusieron la piel de gallina en las fotos sin que se diese cuenta. Es de esperar que tal zancadilla al menos sirva para que doña Cristina tome nota y sepa de qué rollo va lo de su ministerio.
Las fotos también han valido para comprobar cómo Cristina Alberdi -la Enrique Múgica de las féminas ¿socialistas?- le vendía el pescado a la periodista Curry Valenzuela, nuevo y flamante fichaje del Telemadrid de Soriano y Yanke. Alberdi, amiga entrañable de Esperanza Aguirre, se mostró muy enfadada con las ministras socialistas. Alberdi, Alberdi ella sí que es todo un modelo... a no seguir.
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